La historia de la viticultura y el vino en América no puede entenderse sin las variedades criollas. Con este nombre genérico se conoce a un grupo de variedades descendientes de parientes europeas, unas nacidas en América mediante cruces naturales y otras introducidas mediante esquejes o semillas.
Los primeros españoles que visitaron América se encontraron con la agradable sorpresa de que la nueva tierra recién descubierta contaba con vides que podrían facilitar las uvas necesarias para elaborar vino. Lo que no podían saber en aquel momento era que aquellas vitis pertenecían a las especies riparia, rupestris o labrusca, entre otras. Los primeros intentos desvelaron rápidamente que aquellas vides no eran como las europeas y que el vino que producían presentaba un gusto desagradable. A lo largo del siglo XVI llegaron los primeros ejemplos de vides europeas, vitis vinifera, y lo hicieron principalmente de la mano de los conquistadores y de los monjes españoles que se desplazaron al nuevo mundo. Estos dos grupos, por motivos bien diferentes, se encargaron de transportar desde las Islas Canarias las variedades europeas que servirían para obtener vino, una vez que se comprobó que las vides nativas no eran útiles ya que elaboraban vino con características negativas.
El interés por el vino entre las gentes de armas respondía obviamente a su relevante aspecto lúdico pero también al importante papel que en aquella antigua época jugaba esta bebida entre los alimentos cotidianos. El interés de los religiosos estaba fundamentado en la necesidad de disponer del vino necesario para las celebraciones religiosas pero además la vid jugaba un papel importante en su economía de supervivencia y en la de las comunidades indígenas. La viña, entre otros cultivos, se desarrolló alrededor de misiones y monasterios para facilitar que los pobladores locales pudieran ocuparse en sus terrenos y poder desarrollar un incipiente comercio con los pequeños excedentes. Una vez llegadas a suelo americano estas vides se fueron desplazando durante el siglo XVI y siguientes hacia el sur y el norte del continente, en sucesivas oleadas, muy probablemente desde México y desde Perú. El camino hacia el norte llegó hasta California mientras que el del sur lo hizo hasta Argentina, a través de Chile.
Al hablar de variedades criollas nos estamos refiriendo principalmente a Cereza, Criolla Grande, Criolla Chica (también conocida como País y Misión), Pedro Giménez, Moscatel Rosado, Moscatel Amarillo y las tres variedades de Torrontés argentino (Torrontés Mendocino, Torrontés Riojano y Torrontés Sanjuanino). Los análisis de ADN han demostrado que Cereza, Moscatel Amarillo, Torrontés Riojano y Torrontés Sanjuanino son todos diferentes cruces naturales entre Listán Prieto y Moscatel de Alejandría mientras que Torrontés Mendocino lo es entre Moscatel de Alejandría y otra variedad sin identificar. Estas variedades de uva bien podrían considerarse autóctonas ya que tanto Listán Prieto como Moscatel de Alejandría se han cultivado en Argentina y Chile durante siglos.
PAÍS (Chile y Argentina)
Originaria de Castilla-La Mancha donde se conoce como Listán Prieto. Esta variedad recibe infinidad de nombres en función de la geografía. Conocida como País en Chile, Criolla Chica en Argentina, Mission en Estados Unidos, Misión en México y como Negra Corriente o Negra Peruana en Perú. Parece que se plantó inicialmente en México hacia mediados del siglo XVI desde donde viajo a Perú y posteriormente a Argentina y Chile, donde hasta hace poco era la segunda variedad más plantada. También se desplazó con los monjes franciscanos hacia el norte, de misión en misión y de ahí su nombre, hasta California.
CEREZA (Argentina)
Es la variedad criolla dominante y segunda más plantada de todas las de Argentina. Es un cruce natural entre País (Criolla Chica) y Moscatel de Alejandría. Conocida por su productividad y piel rosácea, se utiliza para elaborar rosados y blancos básicos. En Argentina ocupa una superficie plantada casi tan grande como la dedicada a Malbec (en torno al 15% de la superficie total) y es la uva principal en la elaboración de vinos básicos.
CRIOLLA GRANDE (Argentina)
Cuarta uva en superficie de Argentina, principalmente en la región de Mendoza. Al igual que Cereza es fuente de vinos rosados y blancos básicos. La variedad criolla más en declive de todas.
MOLLAR (Perú)
Nombre que recibe la uva Negramoll, originaria de Andalucía según recientes estudios de ADN, donde se conocía como Mollar y trasladada posteriormente a las Islas Canarias y Madeira, antes de dar el salto hasta América. Se encuentra únicamente en Perú, donde se utiliza para producir Pisco.
PEDRO GIMÉNEZ o PEDRO JIMÉNEZ (Argentina y Chile)
Esta variedad, que no tiene ninguna relación con la Pedro Ximénez andaluza según los estudios de ADN, es la fuente principal de los blancos básicos (box y formatos grandes) argentinos y aún hoy séptima variedad más plantada del país. Chile tiene una menor superficie cultivada de esta uva que se utiliza para la producción de Pisco. En Chile se produce mayor volumen de este destilado que en Perú.
QUEBRANTA (Perú)
Más conocida por su papel en la elaboración del Pisco peruano. Según recientes estudios de ADN esta variedad tinta es un cruce natural entre País y Mollar. Se encuentra casi exclusivamente en Perú ya que forma parte de las variedades permitidas del Pisco.
TORRONTÉS (Argentina)
No guarda relación con ninguna de las distintas variedades que en España llevan el mismo o parecido nombre. Con la denominación Torrontés se conocen tres diferentes variedades argentinas, que no clones como en ocasiones erróneamente se sugiere. Torrontés Riojano, de lejos el más plantado, se encuentra en Salta y La Rioja, Torrontés Sanjuanino que se encuentra principalmente en San Juan y Torrontés Mendocino que se asocia específicamente a Mendoza. Sus altas producciones no fueron valoradas hasta la década de 1990 y el consenso destaca como de mejor calidad al Torrontés Riojano.
9 comentarios
Sin entrar en polémicas pero el origen de la palabra y del aguardiente llamada Pisco es de Perú, tanto por el toponimio de la ciudad, los orígenes quechuas de la palabra, la cultura y el lugar Pisco, algo que no sucede con otro país.
Saludos
Estimados, muy buen articulo! quería hacer una pequeña aclaración, entiendo que en Argentina el Torrontes que sería de mejor calidad y por el cual se conoce a los Torrontes argentinos, es la variedad Riojana y no la Sanjuanina.
Correcto. Ya está corregido.
Disculpas por el error y muchas gracias por el apunte.
En efecto son diferentes Torrontés, incluso el de Salta es notable pero el mejor es el Riojano
Gran artículo si señor.
Uvas no muy conocidas por el resto de mortales,pero que nos abre la mente para intentar en algún momento de nuestras vidas probarlas.
Un saludo y un abrazo Richard.
Y feliz año nuevo.
MIS FELICITACIONES POR EL TRABAJO DE DIFUSION DE LA VITICULTURA QUE REALIZAN.
Estimados,
Quisiera comentarles (como un dato informativo) que este año, el historiador argentino, Pablo Lacoste Gargantini, publicó un libro que cita documentos que demuestran que el pisco tuvo su origen en Chile.
Lacoste manifiesta que ha realizado un trabajo de investigación sobre el origen del Pisco, junto con otros 15 profesiones de 4 países, que fué publicado en el libro “El Pisco Nació en Chile”.
El historiador indica que el primer documento que acreditaría que el pisco no es de origen peruano es un inventario de bienes de la hacienda La Torre de 1733, donde aparece la palabra pisco por primera vez en Chile.
Desconocía la referencia bibliográfica.
Muchas gracias por tu aportación, cada día se aprende algo más.
Elimino la frase que cita a Perú como lugar de origen del Pisco, para evitar polémicas, pero me temo que la discusión seguirá abierta durante bastante tiempo.
Bueno, también hay varios que indican la procedencia del pisco desde el siglo XVI en Perú, y son varios… En todo caso, este es un blog de vino y me parece correcto que se elimine del texto la procedencia para no generar polémica.
Por cierto, muy interesante artículo.
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